A pesar de que cada semana aparece una nueva dieta milagrosa, tenemos que tener presente siempre que hay una serie de vitaminas y nutrientes que debemos seguir tomando porqué nuestro cuerpo los necesita, unos de ellos son los ácidos grasos omega-3, que podemos tomar tanto en forma de alimentos o en forma de suplemento.
Los ácidos grasos omega-3 resultan ser uno de los nutrientes más importantes ya que a diferencia de otras grasas, nuestro cuerpo no puede producirlos. Nuestros cuerpos en realidad pueden fabricar colesterol, grasas saturadas y grasas monoinsaturadas, pero no pueden fabricar ácidos grasos omega-3 poliinsaturados. Da la casualidad de que cada célula de todo nuestro cuerpo requiere ácidos grasos omega-3 para una salud óptima, por lo que debemos asegurarnos de comer alimentos que los contengan a diario.
Importancia de los ácidos grasos omega-3 en nuestras salud
Hay más de 8,000 estudios clínicos en humanos publicados que demuestran los beneficios de los ácidos grasos omega-3. Los ácidos grasos omega-3 son esenciales para:
- Salud del corazón (existe una fuerte evidencia de un efecto protector de los ácidos grasos omega-3 contra las enfermedades del corazón)
- Salud cerebral y función cognitiva (Mejor rendimiento cognitivo en personas mayores con niveles más altos de omega-3 en sus sistemas)
- Salud de la piel (La suplementación con ácidos grasos omega-3 podría ser beneficiosa para reducir la aparición de cáncer de piel no melanoma y además los ácidos grasos omega-3 son un tratamiento útil para los que sufren de acné)
- Equilibrar las hormonas (Los omega-3 son precursores de hormonas importantes)
- Ayudar en la recuperación de entrenamientos extenuantes (como este estudio de 2013 sobre cómo los omega-3 son útiles para optimizar el rendimiento físico).
- Se ha descubierto que los omega-3 son muy útiles para ayudar a la recuperación de entrenamientos de los deportistas al mejorar la función muscular y la fuerza, reducir el daño muscular inducido por el ejercicio y combatir los efectos negativos que tiene el entrenamiento intensivo en el sistema inmunitario.
Uno de los principales mecanismos por los que los omega-3 son tan efectivos es su capacidad para reducir la respuesta inflamatoria (reduciendo así el dolor).
Otra forma más en que los omega-3 ayudan a reducir la inflamación es equilibrando mejor la proporción de omega-6 a omega-3. Cuando una persona consume un exceso de omega 6 (abundante en los aceites de cocina procesados, como los aceites de soja, maíz y semillas de girasol) y tiene una deficiencia de omega-3 (una posición en la que se encuentra mucha gente, y en la que yo estaba antes de comenzar a ‘comer 2 run’ hace 5 años), da como resultado una inflamación sistémica crónica, y esta inflamación crónica es la base de muchos problemas de salud, así como una recuperación lenta o nula de los entrenamientos intensos.
Por último, los omega-3 se pueden utilizar como una ayuda ergogénica (algo que proporciona una mejora del ejercicio a corto plazo).